el séptimo apocalipsis

Entre que no lo cuelgan y algunos habéis preguntado por él, aquí tenéis el relato más extraño del universo (y parte del extranjero). El séptimo Apocalipsis.

El mundo adoraba al padre Marshall McTarado, incluso a pesar su verborrea y sus gritos de desquiciado (y de su nombre, pero nadie se atrevía a hacer algún chiste). Y era algo obvio, ya que había predicho la friolera de seis Apocalipsis: El de la subida de Bush hijo al poder, la lluvia de roedores mutantes, el cambio climático, la histeria de cuando cancelaron el rodaje de la vigésima parte de High School Musical, la de Rebelde Way e, incluso, cuando toda España se puso en huelga para expandir la cultura y decidieron no dormir siesta. Pero, claro estaba, no podían creerse su séptima profecía… era cuanto menos imposible, ni aún cuando era cierto que la parte que le faltaba al Coliseo romano parecía una dentellada.

Así que, cuando los edificios históricos de Italia se levantaron y empezaron a perseguir a otros de los suyos al grito de: "cimientooooooooooooos", los humanos, que nada tenían que ver con la invasión de edificios zombis, se cabrearon al ser sacados de sus hogares y desterrados a las ya muy pocas zonas naturales y rurales. Y aunque la tecnología seguía funcionando perfectamente, ya que los edificios solían huir dejando todo el peso que podían detrás, se sentían un tanto molestos por esa falta de decoro de sus casas por huir ante una amenaza zombi. Podrían haberles entendido si les persiguieran los paparazzis, pero por unos muertos revividos de nada...

Lo peor fue cuando la pandemia se expandió entre otros objetos inorgánicos, creando una carnicería de bujías, ruedas, teclas, chips y trozos de papel de lo que habían sido ser pósters de tías pechugonas (esta última, hizo que más de uno se suicidara, al ver a sus queridas Mimí y Cassandra matándose entre sí en una lucha fraticida sin sentido). Los hombres esperaron a que aquellas pequeñeces acabaran, mientras jugaban un campeonato de Mus. El problema es que, con tanta tensión acumulada, una polémica sobre cierta jugada generó la quinta guerra mundial. Bueno, verdad fue el mundo contra la familia Bush, que seguían emperrados en que cuatro pitos debían ganar a los reyes por… perdón, las razones que dieron no son aptas para todos los públicos, será mejor que se las imaginen.