sábado, 20 de mayo de 2017

¿Por qué escribí romántica?

A ver, no es un misterio que soy escritora (o intento de) de fantasía, cifi y terror. Vamos, no creo haber descubierto nada nuevo a nadie… Espero o habría un serio problema de comunicación :P. Por lo tanto, ¿qué pinta “Vida en pausa”? ¿Por qué me dio por ahí? ¿Dinero? ¿Fama? ¿Fortuna (¿se nota que estoy necesitada de pasta?)? ¿Algún tío bueno que cayera rendido a mis pies y desde entonces el mundo es de color de rosa (o que quiera que caiga a mis pies)? Bueno, habría sido divertido, pero me conocéis lo suficiente como para saber que la realidad es mucho más absurda por mi parte: porque me reté.

Hace dos años, estaba un tanto perdida en mi carrera de escritora (omitamos que jamás he sabido localizarme). No hacía tanto que había dejado la primera agencia y empecé a hacer un ataque a las editoriales con el libro que tenían. Eso incluye a cierta editorial de e-books con cierto volumen. Por tiempo y demás, sé que les interesó el libro lo suficiente como para tardar en darme una respuesta, aunque fuera no. Cuando me puse a analizar el asunto, lo primero que pensé fue que no había sido suficientemente romántica (luego he vuelto a mirar la novela y, a pesar de la agencia, había muuuuchas cosas que mejorar, vamos a dejarlo así en muchos puntos) y me piqué diciendo que escribiría una novela romántica.

Muy absurdo, muy chorras, muy Laura.

Al principio empecé como con todo: de risas, que no iba a acabarlo, que me aburriría… Lo había intentado antes y no había dado resultado (la idea me sigue gustando, pero la voy a reescribir entera), también era cierto que había pasado más tiempo y escuché a gente nueva hablarme de sus cosas, que tenía una Laura (Morales) y una Carol (Iñesta) para animarme. Sin embargo, lo que pasó fue que esta dichosa novela, que me había enganchado y divertido un montón, me hizo dar tres pasos hacia atrás y darme cuenta de muchas cosas:

1.      Me había obsesionado con entrar en antologías. A fin de cuentas, fue la única forma durante bastante tiempo de que no se me perdiera la pista, no conseguía publicar (el mercado cambió un montón desde que salí de la agencia).
2.      Había perdido la perspectiva de mi meta y mis deseos, por lo que me hacía sentirme triste.
3.      Me insensibilicé al extremo. Es cierto que los rechazos no me afectan en absoluto, pero tampoco los éxitos y es sorprendente. Es decir, si miramos el castillo y las estanterías de mi casa, tengo mucho de lo que presumir y no lo hago, tampoco lo sentía (y todavía me cuesta hacerlo, trato de cambiar esto).
4.      Y más importante: joder, cómo echaba de menos escribir por escribir.


Sierra y Eric me hicieron darme cuenta de que tocaba darme un respiro, recordar muchas cosas y aprender otras tantas, mejorar… Recibir una cantidad de apoyo que, si bien era conocida, siempre se me olvida (en este punto debo darle las gracias especialmente a Lauri y a Carol).

2 comentarios: