miércoles, 30 de septiembre de 2015

Esos problemillas con la comida.

Nada, como sé que me va a costar seguir publicando cosas, no solo por las novelas, sino proque vuelvo a trabajar, pues vamos a echarnos un relato al menos, no sea que blogguer piense que he abandonado la biblioteca o algo :P.

Esos problemillas con la comida.

A todos los vegetarianos incomprendidos en un mundocarnívoro.

Emilio Estévez se consideraba una persona con muy mala suerte y No era para menos. Era un zombi superior… bueno, un poco más inteligente que la media, lo suficiente para entender la serie Perdidos. El problema que tenía nuestro pobre Emilio, era que en vida había sido vegano convencido. Actualmente y a causa de su nueva condición, en cuanto escuchaba a una adolescente gritona tenía que correr tras ella para intentar comérsela. Cuando la comida tropezaba por puro decoro (o estupidez, jamás le quedaba muy claro), él se abalanzaba sobre ella, dispuesto a hincarle el diente… pero aunque tenía cara de lechuga, no conseguía darle un bocadito. Y el problema era el instinto, que  cuando la dejaba irse con un gruñido, en cuanto la chica volvía a gritar, ya estaba volviendo a ir tras ella, atraparla en cuanto se tropezaba y volverla a dejarla marchar. ¡Llegó una vez a hacerlo catorce veces hasta que otro de los suyos consiguió librarle de esa tortura!
Había probado a engañar a su mente pintando a sus víctimas de verde, troceándolas y mezclándolas con lechuga, hasta haciéndose a sí mismo el avioncito con dedos; incluso convirtió en zombi a su adorada mamá para que ella le hiciera comer, pero nada.
—Si es que ya sabía yo que esas tonterías de ser vegetativo que llevarían por el camino de la amargura —decía mamá zombi, machacona. Pero al menos, encontraba los brazos del pobre Emilio cuando se le perdían, algo que pasaba muy a menudo.
Cansado de tamaña injusticia, nuestro ague… vali… este… el protagonista, sí, el zombi, decidió que iba a seguir los dictados de su hígado, ya que su corazón se lo comió otro renacido al convertirle (cosas de los muertos vivientes, no son tan glamurosos como los vampiros, pero al menos sabes que siempre serán monstruos). Que me pierdo, bueno, como te cuento, Emilio llegó y decidió comerse una fruta. No sé cuál era, pongamos una manzana; pues la mordió y para su sorpresa, la pieza se pudrió rápidamente, le salió una boca, saltó de la mano del zombi y se fue a morder a otras frutas. Por suerte, Emilio acabó pudiendo comer a otros vegetarianos para convertirlos en zombis, que se dedicaron a convertir a más frutas y el mundo acabó apestando.

¿Qué quién soy yo? ¡La manzana que se convirtió en zombi, que voy a por ti! No, miento, pero habría estado genial para un final apoteósico ¿no crees?

2 comentarios:

  1. Jajajajajaja... ¡Genial! ¡Me ha encantado! Pero tengo una pregunta: ¿Emilio Estévez? ¿El actor? xDDD

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    1. más bien Emilio Estévez el: ¿qué nombre me suena bien? ¿este? Me vale XD. Y me alegro de que te gustase, pero espero haberte concienciado de lo terrible que es ser un zombi vegetariano. Xa-LFDM

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