Esos problemillas con la comida.
A todos los vegetarianos incomprendidos en un mundocarnívoro.
Emilio Estévez se consideraba una persona con muy mala
suerte y No era para menos. Era un zombi superior… bueno, un poco más
inteligente que la media, lo suficiente para entender la serie Perdidos. El
problema que tenía nuestro pobre Emilio, era que en vida había sido vegano
convencido. Actualmente y a causa de su nueva condición, en cuanto escuchaba a
una adolescente gritona tenía que correr tras ella para intentar comérsela.
Cuando la comida tropezaba por puro decoro (o estupidez, jamás le quedaba muy
claro), él se abalanzaba sobre ella, dispuesto a hincarle el diente… pero
aunque tenía cara de lechuga, no conseguía darle un bocadito. Y el problema era
el instinto, que cuando la dejaba irse
con un gruñido, en cuanto la chica volvía a gritar, ya estaba volviendo a ir
tras ella, atraparla en cuanto se tropezaba y volverla a dejarla marchar.
¡Llegó una vez a hacerlo catorce veces hasta que otro de los suyos consiguió
librarle de esa tortura!
Había probado a engañar a su mente pintando a sus
víctimas de verde, troceándolas y mezclándolas con lechuga, hasta haciéndose a
sí mismo el avioncito con dedos; incluso convirtió en zombi a su adorada mamá
para que ella le hiciera comer, pero nada.
—Si es que ya sabía yo que esas tonterías de ser
vegetativo que llevarían por el camino de la amargura —decía mamá zombi,
machacona. Pero al menos, encontraba los brazos del pobre Emilio cuando se le
perdían, algo que pasaba muy a menudo.
Cansado de tamaña injusticia, nuestro ague… vali…
este… el protagonista, sí, el zombi, decidió que iba a seguir los dictados de
su hígado, ya que su corazón se lo comió otro renacido al convertirle (cosas de
los muertos vivientes, no son tan glamurosos como los vampiros, pero al menos
sabes que siempre serán monstruos). Que me pierdo, bueno, como te cuento,
Emilio llegó y decidió comerse una fruta. No sé cuál era, pongamos una manzana;
pues la mordió y para su sorpresa, la pieza se pudrió rápidamente, le salió una
boca, saltó de la mano del zombi y se fue a morder a otras frutas. Por suerte,
Emilio acabó pudiendo comer a otros vegetarianos para convertirlos en zombis,
que se dedicaron a convertir a más frutas y el mundo acabó apestando.
¿Qué quién soy yo? ¡La manzana que se convirtió en
zombi, que voy a por ti! No, miento, pero habría estado genial para un final
apoteósico ¿no crees?
Jajajajajaja... ¡Genial! ¡Me ha encantado! Pero tengo una pregunta: ¿Emilio Estévez? ¿El actor? xDDD
ResponderEliminarmás bien Emilio Estévez el: ¿qué nombre me suena bien? ¿este? Me vale XD. Y me alegro de que te gustase, pero espero haberte concienciado de lo terrible que es ser un zombi vegetariano. Xa-LFDM
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