jueves, 22 de enero de 2015

El experimento

Sé que debería contaros más de mi vida, felicitaros (muy tardíamente) las fiestas y esas cosas, pero estás últimas semanas (meses, mejor dicho :P) han sido todo un caos. Así que o voy a dejar un relatito corto  y espero que os guste ^_^.

El experimento.

—¡Carla, tráeme el clorhidrato y los sulfuros de polonio! —exigió a gritos la científica a su impoluta y arreglada ayudante.
—Sí, jefa —replicó ésta yendo de puntillas, había perdido en el abismo sus zapatitos de tacón rosa.
—¡No te olvides de los benzoatos amónicos!
—¿Los amarillos?
—No, los azules. Huelen mejor.
La mujer en bata acabó de mezclar en las cubetas los diferentes componentes y con la electricidad de su contenedor, pronto daría vida a las criaturas que reposaban dentro de sus envolturas de cristal.
—¡Entonces esa maldita Jenny se arrepentirá del día en que…!
—Sofía, cariño —dijo la madre de la niña.
La pequeña salió de su ensoñación y miró las hueveras, donde mezclaba los potingues y flotaban los pinsypons… En su cabeza todo se veía mejor, era como más científico que en el baño con sus patitos de goma.
—¿Has acabado ya de bañarte?
—¡No, aún no he acabado de darle la vida a mis muñecas!
La mujer respiró intentando reunir más paciencia y sonrió.
—De acuerdo, date prisa. ¿Qué te queda?
—Necesito que Carla me pase los conectores de energía y la fosfatina. Entonces…
—Por favor….
—Que me pase todo eso, por favor. Y podré darle vida a mis criaturas.
—Venga acaba, que ya estás arrugada.
La pequeña conectó los cables a la pila y tras conseguir que un chispazo recorriera los muñecos y estos se movieran, gritó feliz.
—¡Viven, tienen vida!
—Vale, ahora dáselos a tu hermano, que tiene que entregar su trabajo mañana —pidió su madre mientras le secaba la cabeza.

La pequeña rumió una maldición y le dio las criaturas a su hermano mayor, que suspiró aliviado al ver que volvería a aprobar ciencias.

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