lunes, 19 de abril de 2010

Maniquí- La verdad sobre la conspiración

Arg… odio estar acatarrada/alérgica (sí, no sé si me ha atacado una astenia primaveral del carajo o un catarrazo galopante, es lo genial de tener mi salud… eso y las migrañas sorpresivas XD), en fin, hasta ayer no me he lanzado a escribir el último relato de wondrous y ya acabé de hacerle el primer repaso (al fin, quedó en 175 páginas, no está mal ^_^).
La verdad es que este mes me noto más vaga curricularmente, entre otras cosas, porque no he conseguido mis mínimos (es decir, dos muesquitas al mes). Pero bueno, me noto más vaga en ese aspecto, pero he contactado con muchas más editoriales, no se puede tener todo y además, ya he comenzado con la decimoséptima novela ^_^. No, no es ni la infantil ni “la ciudad de los juguetes rotos”, me he lanzado a por un nuevo reto: una novela romántica paranormal (este… debería decir paraLaura, porque esto va a tener de novela romántica paranormal al uso lo que yo de romántica al uso, es decir, poco o nada). En cuanto lleve más, subiré el resumen y empezaré a subir cachos.
Mientras, os subo mi nueva muesca de este mes, que ha sido un micro publicado en la revista redes ^_^ (cifi, espero que os guste :P):

La verdad de la Conspiración:

Ni se miraron, no estaban del todo seguros de qué debían decir. Mientras, el guardia les miraba fijamente… se parecía mucho a cualquier policía de su hogar.
—Bien, ¿qué les decimos? —preguntó Aldrin.
—¿La verdad? —aventuró Amstrong. Su compañero le miró con el ceño fruncido.
—Veamos como sonaría —aventuró el primero—: ‘Humanidad, hemos visto vida en la Luna, pero hemos vuelto sin prueba alguna, porque el comité de bienvenida nos emborrachó y nos llevó de pu…’
—Yo voto por decir que nos llevó a conocer las costumbres locales y a establecer lazos de amistad —pidió Collins intentando ser más conciliador.
—Sí, que mi mujer me la corta si no —insistió el segundo asustado.
—Vale, lo que digáis… ‘y después de atracar una licorería y nos requisaron las llaves del Apolo por intentar huir en este borrachos’ —siguió Aldrin furioso.
—Es increíble que pudiera siquiera moverse… —murmuró el tercero asombrado.
—Es que no se movía, estábamos tan borrachos que empezamos a hacer que conducíamos, como si fuéramos niños de cuatro años haciendo ruidos —sentenció Amstrong riéndose.
Aquello había tenido gracia, que pena que nadie les viese.
—¿Creéis que no nos lapidaran después de nuestra gran labor diplomática? —insistió Aldrin—. Además, si hablamos de los lunáticos, estos nos demandaran, que se les ve muy capaces. Tenemos que inventarnos algo, lo que sea.
—Podríais fingir otro alunizaje —sentenció el guardia y los tres miraron al marciano cabezón—. Mi niño estudia cine y tiene montado en el garaje un escenario muy bien hecho. Es un artista, ya os digo… El único problema es que es muy vago y no le ha puesto estrellas la cielo y cosas así —los tres se miraron—. Pero os juro que es un artista, que se le da muy bien, hasta os da un guion de película… y no os cobrará.
 Ante aquella última parte, los tres asintieron. Mejor eso a que se supiera la verdad.

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