Arg… odio estar acatarrada/alérgica (sí, no sé si me ha atacado una astenia primaveral del carajo o un catarrazo galopante, es lo genial de tener mi salud… eso y las migrañas sorpresivas XD), en fin, hasta ayer no me he lanzado a escribir el último relato de wondrous y ya acabé de hacerle el primer repaso (al fin, quedó en 175 páginas, no está mal ^_^).
La verdad es que este mes me noto más vaga curricularmente, entre otras cosas, porque no he conseguido mis mínimos (es decir, dos muesquitas al mes). Pero bueno, me noto más vaga en ese aspecto, pero he contactado con muchas más editoriales, no se puede tener todo y además, ya he comenzado con la decimoséptima novela ^_^. No, no es ni la infantil ni “la ciudad de los juguetes rotos”, me he lanzado a por un nuevo reto: una novela romántica paranormal (este… debería decir paraLaura, porque esto va a tener de novela romántica paranormal al uso lo que yo de romántica al uso, es decir, poco o nada). En cuanto lleve más, subiré el resumen y empezaré a subir cachos.
Mientras, os subo mi nueva muesca de este mes, que ha sido un micro publicado en la revista redes ^_^ (cifi, espero que os guste :P):
La verdad de la Conspiración :
Ni se miraron, no estaban del todo
seguros de qué debían decir. Mientras, el guardia les miraba fijamente… se
parecía mucho a cualquier policía de su hogar.
—Bien, ¿qué les decimos? —preguntó
Aldrin.
—¿La verdad? —aventuró Amstrong. Su
compañero le miró con el ceño fruncido.
—Veamos como sonaría —aventuró el
primero—: ‘Humanidad, hemos visto vida en la Luna, pero hemos vuelto sin
prueba alguna, porque el comité de bienvenida nos emborrachó y nos llevó de
pu…’
—Yo voto por decir que nos llevó a
conocer las costumbres locales y a establecer lazos de amistad —pidió Collins
intentando ser más conciliador.
—Sí, que mi mujer me la corta si no —insistió
el segundo asustado.
—Vale, lo que digáis… ‘y después de
atracar una licorería y nos requisaron las llaves del Apolo por intentar huir
en este borrachos’ —siguió Aldrin furioso.
—Es increíble que pudiera siquiera
moverse… —murmuró el tercero asombrado.
—Es que no se movía, estábamos tan
borrachos que empezamos a hacer que conducíamos, como si fuéramos niños de
cuatro años haciendo ruidos —sentenció Amstrong riéndose.
Aquello había tenido gracia, que pena
que nadie les viese.
—¿Creéis que no nos lapidaran después de
nuestra gran labor diplomática? —insistió Aldrin—. Además, si hablamos de los
lunáticos, estos nos demandaran, que se les ve muy capaces. Tenemos que
inventarnos algo, lo que sea.
—Podríais fingir otro alunizaje —sentenció
el guardia y los tres miraron al marciano cabezón—. Mi niño estudia cine y
tiene montado en el garaje un escenario muy bien hecho. Es un artista, ya os
digo… El único problema es que es muy vago y no le ha puesto estrellas la cielo
y cosas así —los tres se miraron—. Pero os juro que es un artista, que se le da
muy bien, hasta os da un guion de película… y no os cobrará.
Ante
aquella última parte, los tres asintieron. Mejor eso a que se supiera la
verdad.
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